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Vengo del corazón a mis trabajos

Una tragedia desmemoriosa

Una tragedia desmemoriosa




Él necesitaba que le enviaran un documento que contenía información importante. La mujer que lo ayudaría ya había salido de su casa al trabajo. Entonces, él le preguntó si tendría lo que necesitaba en su oficina. La mujer dudó un momento, al fin contestó que no, que tal vez estaría guardado en la computadora de su casa. Pero también quizá lo traía en un dispositivo electrónico, aunque luego dudó si traía consigo dicho dispositivo, en su bolsa de mano; más aún, se preguntó si había echado su bolsa al auto antes de salir; en ese momento recordó que el coche lo había vendido dos años atrás y se dio cuenta que viajaba en camión, ni siquiera sabía hacia dónde se dirigía pues tres días antes la habían despedido. El hombre que requería el documento se sumió en un horizonte nebuloso, la miró un instante a los ojos, ella sólo sonrió y él acabó por besarla en los labios. Al cabo de un rato, el hombre se alejó y ya no la vio más y ella recordó que esa historia la había vivido ya, sólo que no pudo precisar si ella era la que se alejaba o era él....

 

«La memoria nos cambia de lugares sin movernos de nuestros sitios»

Ulalume González de León, «Plagios» 

 

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