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Vengo del corazón a mis trabajos

Algunas princesas

Algunas princesas

«Dicen que las princesas no tienen equilibrio, (que) son tan sensibles que notan la rotación de la tierra…»

 

¿Será la prostitución de veras el oficio más viejo del mundo? En realidad lo desconozco, pero lo que sí puedo decir es que se trata de un oficio despiadado: quien lo practica deja de ser, en cierto momento ya ni es la sombra de lo que fue, en algún lugar deja botados su nombre, identidad, querencias y sueños y de ahí en más se le conoce únicamente como puta, piruja, prostituta, sexoservidora, profesional del sexo, entre otros adjetivos. Ya no se tiene derecho a nada, no se puede aspirar a llevar una vida como la llevan los otros, ya no se es, y en esa existencia nebulosa tienen cabida las más variadas formas de sobrevivencia.

 

«Existimos porque alguien piensa en nosotros, no porque nosotros pensemos en otros…»: Una de ellas –Caye–, una prostituta irredenta y que no tiene más pretensión que el hombre que ama la espere a la salida del trabajo –sea cual sea éste–, le cede su derecho de existencia a la otra –Zulema–, que está condenada a morir prematuramente y a quien le es negada toda posibilidad de echarse a volar…

 

Dos mujeres, dos amigas, dos princesas…

 

«Dicen que (las princesas) son tan sensibles que enferman si están lejos de su reino, que hasta se pueden morir de tristeza…»

 

«Princesas» es el más reciente filme de Fernando León de Aranoa, el mismo director de «Los lunes al sol».

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